En experiencia del cliente, la consistencia es uno de los valores más difíciles de mantener y uno de los más poderosos.
Lo mismo pasa con el cuidado de la piel.
No se trata de hacer algo una sola vez. Se trata de repetir con intención lo que funciona, aún cuando no se noten los resultados de inmediato.
Y eso requiere paciencia, claridad y compromiso. Tanto del lado de quien cuida, como de quien se deja cuidar.
Acompañar a una paciente a lo largo de varios meses me ha hecho ver que la transformación verdadera no viene de un tratamiento en particular, sino de la constancia en el seguimiento, en el diagnóstico, en el trato humano.
Y sí, también en los pequeños recordatorios de cita, en las preguntas que parecen rutina y en los protocolos que se afinan mes a mes.
En MOS no vendemos cambios inmediatos. Acompañamos procesos consistentes. Y eso, en muchos sentidos, también es una forma de liderazgo.
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Sara Merian
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