En experiencia del cliente, hay algo que se repite constantemente: escuchar no es lo mismo que atender.
Y eso también aplica al cuidado de la piel.
Cuando una paciente llega a la clínica, muchas veces trae más que una inquietud estética. Trae dudas, expectativas, frustraciones acumuladas por soluciones que no funcionaron, o simplemente el deseo de sentirse bien en su piel. Literalmente.
Por eso, en MOS no hablamos sólo de aplicar un tratamiento. Hablamos de acompañar un proceso.
Una piel que ha cambiado necesita que alguien la mire con atención, no solo que la “trate”. Y eso requiere escucha: de los gestos, del tono de voz, de los silencios. No todas las necesidades vienen expresadas en palabras.
La experiencia comienza desde ahí. No desde una cabina, sino desde la capacidad de percibir qué busca realmente esa persona y cómo quiere sentirse al salir.
Porque cuando escuchas bien, el cuidado deja de ser genérico y empieza a ser transformador.
Sara Merian
Dejar un comentario