En liderazgo, una pausa inteligente no es un freno. Es una herramienta.
Sirve para revisar lo que está funcionando, lo que no, y sobre todo, para decidir con mayor claridad el siguiente paso.
En proyectos complejos, es común perderse en la ejecución y dejar de cuestionar si la dirección sigue siendo la correcta. La pausa bien hecha evita eso: es un momento breve, estructurado, que permite evaluar, ajustar y avanzar con intención renovada.
En MOS aplicamos esa misma lógica, pero con la piel.
Como parte de nuestra membresía, cada cuatro meses hacemos una pausa estratégica: evaluamos los resultados obtenidos, analizamos cómo ha respondido la piel y rediseñamos el protocolo. No por rutina, sino por respeto al proceso.
Cuidar no es repetir. Es observar, ajustar y volver a elegir lo que hoy tiene sentido.
A veces, el avance más profundo no viene de seguir, sino de detenerte a escuchar.
Sara Merian
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